En Valencia, la publicidad exterior ha encontrado un inesperado soporte desde hace unos años: los contenedores de obra. Un simple contenedor para escombros, imprescindible en cualquier proyecto de construcción, se ha convertido en los últimos años en espacio promocional que atraen la atención de las marcas. Sin embargo, esta práctica plantea dudas legales y éticas debido a la falta de regulación específica en la ordenanza municipal de publicidad.

Los contenedores para escombros como vallas publicitarias móviles

La publicidad en entornos urbanos no es una novedad. Grandes vallas, pantallas digitales o anuncios en marquesinas forman parte del paisaje cotidiano de las ciudades. Incluso los andamios de las obras se han consolidado como espacios valiosos para las marcas. Ahora, los contenedores para escombros, cubiertos con lonas que exhiben mensajes promocionales, se suman a esta tendencia.

Aunque innovadora, esta práctica ha levantado preocupación. Según Ferran Salas, presidente del Colegio Oficial de Publicitarios y Relaciones Públicas de la Comunitat Valenciana, estos soportes publicitarios no están regulados. «Habría que hacer una regulación y debería haber personas encargadas de supervisar esa publicidad», afirma Salas.

¿Publicidad o reivindicación?

En muchos casos, las lonas que cubren los contenedores no solo muestran publicidad comercial, sino también el nombre de la empresa responsable de la obra o mensajes de carácter informativo. Sin embargo, Salas señala que incluso en estos casos, no se debería dejar esta práctica al criterio de las empresas constructoras. Tal como ocurre con los andamios o marquesinas, debería existir un intermediario que gestione y regule el uso publicitario de estos espacios.

Un fenómeno en auge en Valencia

Las calles más transitadas de Valencia, como la Plaza del Ayuntamiento o la calle Don Juan de Austria, ya han comenzado a ser testigos de esta tendencia. Los contenedores de obra, habitualmente asociados a la acumulación de escombros, ahora se destacan como elementos visibles que capturan la atención de los transeúntes.

Esta estrategia, aunque efectiva para las marcas, pone en evidencia la necesidad de adaptar las normativas actuales para evitar conflictos legales y regular el uso de los espacios urbanos de manera responsable.

La necesidad de regulación

El auge de los contenedores de obra «patrocinados» pone de manifiesto un vacío en la ordenanza de publicidad que necesita ser abordado. Según Salas, es esencial que las normativas locales evolucionen para incluir este nuevo formato y garantizar una explotación equitativa y supervisada de estos soportes publicitarios.

Además, la regulación también ayudaría a mitigar los posibles impactos negativos de esta práctica, como la saturación visual o el uso indebido de espacios públicos. En última instancia, se trata de equilibrar la innovación publicitaria con el respeto al entorno urbano y las normativas locales.

Una oportunidad para la innovación regulada

Los contenedores de obra representan un ejemplo de cómo la publicidad evoluciona constantemente para adaptarse a nuevos espacios y captar la atención de la ciudadanía.