La poda de jardines y espacios verdes es una tarea esencial para su cuidado, ya que permite mantener los árboles y arbustos sanos, con un crecimiento controlado y estéticamente agradables. Sin embargo, una de las dudas más comunes entre jardineros y entusiastas del cuidado de plantas es saber cuál es el momento adecuado para realizar la poda. La respuesta a esta pregunta depende de varios factores: el tipo de planta, el clima de la región, y el objetivo de la poda. Desde Prisma Safor hemos elaborado este artículo, donde explicaremos cuándo es el mejor momento para podar diferentes tipos de árboles y arbustos, así como los beneficios que esta práctica tiene para la salud de las plantas.
Poda de árboles frutales
La poda de árboles frutales, como cítricos, manzanos o cerezos, se realiza principalmente con dos objetivos: aumentar la producción de frutos y mantener la salud del árbol. La mejor época para podarlos es a finales del invierno o principios de la primavera, justo antes de que comience la nueva brotación. Esto permite que el árbol dedique toda su energía a la producción de brotes y flores, maximizando así el rendimiento de la próxima cosecha.
Sin embargo, también es posible realizar una poda ligera en verano, llamada “poda en verde”, para eliminar ramas enfermas, brotes no deseados o ramas que impidan la entrada de luz al interior del árbol. Esta poda de verano debe ser moderada para no debilitar al árbol antes de su fase de descanso en invierno.
Árboles ornamentales
Los árboles ornamentales, aquellos cuyo principal propósito es decorar el jardín, deben ser podados de forma diferente. Para estos árboles, el mejor momento de poda suele coincidir con la estación de reposo vegetativo, que generalmente ocurre durante el invierno o a principios de la primavera. En esta fase, las plantas han terminado su ciclo de crecimiento activo, y la poda no afectará tanto su desarrollo, permitiendo una cicatrización más rápida de las heridas en las ramas.
Sin embargo, en el caso de algunas especies sensibles al frío, como las que son típicas de climas tropicales o mediterráneos, se recomienda realizar la poda a finales de otoño o antes de las primeras heladas para evitar daños.
Arbustos de floración primaveral
Los arbustos que florecen en primavera, como la lavanda, el jazmín o las azaleas, deben ser podados justo después de su periodo de floración. Esto se debe a que estos arbustos forman sus capullos durante la primavera y el verano, por lo que una poda realizada antes de la floración puede eliminar las yemas que darían lugar a las flores, afectando la apariencia del arbusto en la próxima temporada.
Al podarlos después de la floración, es posible controlar su tamaño y forma sin interferir con su ciclo de floración. Esta poda suele realizarse en verano, y debe ser ligera para no interferir con el crecimiento de nuevos brotes que formarán los botones florales para el año siguiente.
Arbustos de floración estival
Los arbustos que florecen en verano o principios de otoño, como la hortensia o la buganvilla, deben ser podados a finales del invierno o principios de la primavera, antes de que empiecen a brotar nuevamente. Estos arbustos suelen formar sus flores en los brotes nuevos del año, por lo que una poda en esta época permite estimular la producción de nuevos brotes fuertes que florecerán en la temporada siguiente. Esta práctica también favorece la formación de flores más grandes y vistosas.
Setos y arbustos de follaje perenne
Los setos y arbustos de follaje perenne, como el laurel o el ciprés, necesitan una poda regular durante el año para mantener su forma y evitar que se vuelvan demasiado frondosos. Sin embargo, la mejor época para realizar una poda más intensa es a finales de la primavera o principios del verano, cuando la planta ha pasado su fase de crecimiento activo. Durante el resto del año, se pueden hacer podas ligeras de mantenimiento, pero evitando las épocas de frío extremo o calor intenso para no estresar la planta.
Factores adicionales a considerar
Además del tipo de planta y la época del año, existen otros factores que pueden influir en el momento adecuado para la poda, como las condiciones climáticas. En climas fríos, es preferible evitar la poda en invierno, ya que las heridas abiertas en las ramas pueden sufrir daños por las bajas temperaturas. En climas cálidos, es mejor evitar la poda en los meses más calurosos para no exponer a la planta a un estrés hídrico que pueda afectar su recuperación.
Por otro lado, también es importante contar con herramientas de poda adecuadas y bien afiladas para evitar que las ramas se desgarren, ya que esto puede aumentar el riesgo de enfermedades. Mantener las herramientas desinfectadas también es crucial para prevenir la propagación de plagas y hongos en el jardín.
La importancia de un contenedor de poda
Después de realizar la poda, la gestión de los residuos vegetales es clave para mantener el orden y evitar problemas en el entorno. Los restos de poda, como ramas, hojas y brotes, deben ser desechados de forma correcta. En este caso, el uso de un contenedor de poda facilita el manejo de estos residuos, especialmente en jardines de gran tamaño o en podas de arbustos y árboles extensos.
Un contenedor de poda asegura que los restos sean recogidos rápidamente y sin esfuerzo, evitando acumulaciones en el suelo que pueden atraer plagas o generar mal olor. Además, en Prisma Safor ofrecemos servicios de alquiler de contenedores de poda con recogida en un plazo de 24 horas, lo que permite que el jardín se mantenga limpio y ordenado tras el trabajo de poda.
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